En 1993, Diego Armando Maradona sorprendió al mundo al incorporarse a Newell’s Old Boys. Su llegada generó una revolución en Rosario y marcó un momento único en la historia del fútbol argentino.
Aunque solo disputó cinco partidos oficiales con la camiseta rojinegra, su presencia bastó para dejar una huella imborrable. Fue recibido como un ídolo, ovacionado en cada entrenamiento y transformó la ciudad durante su paso.
Incluso Messi, con apenas 6 años, asistió a una práctica para ver a su ídolo de cerca. Un encuentro de generaciones que el destino quiso conectar.
Maradona no solo jugó en Newell’s: la convirtió en parte de su leyenda.
